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martes, 8 de noviembre de 2011

APEGO SEGURO : BUENOS CIMIENTOS .


El apego, concepto que debemos a la etología, se define como una vinculación afectiva intensa, duradera, de carácter singular, que se desarrolla y consolida entre dos personas, por medio de su interacción recíproca, y cuyo objetivo más inmediato es la búsqueda y mantenimiento de proximidad en momentos de amenaza ya que esto proporciona seguridad.
Este tipo de relación, siempre ha sido de gran interés para psicólogos y psicoanalistas , ya que es determinante para futuras relaciones del niño con su entorno y existían ciertas discrepancias entre las teorías sobre el origen de este vínculo, que iban desde el psicoanálisis hasta el conductismo. 
En principio, existía la creencia de que el apego surgía como respuesta a los cuidados básicos ( como la alimentación del bebe) , que éste recibía. Pero será Spiz (1945), con sus trabajos de niños institucionalizados el que arroje un poco de luz. Spiz pudo comprobar con estos niños, que no es suficiente con alimentarlos. Según él bastan seis meses de buena relación con la madre para que su separación repercuta negativamente en el niño, sumiéndolo en una depresión anaclítica . Presentaban una carencia total de afecto, que les llevaba a una situación  de inexpresión; los describía como niños postrados en cama y pasivos. Padecían lo que Spiz  denominó como síndrome del hospitalismo. 


En sus ojos se intuye la tristeza y falta de amor.
Más tarde será el médico y  psicoanalista inglés Bowlby con sus trabajos de niños institucionalizados, tras la segunda guerra mundial, quien elabore una primera teoría sobre el apego.



El trabajo de Bowlby estuvo influenciado por Konrad Lorenz (1903-1989) quien en sus estudios con gansos y patos en los años 50, reveló que las aves podían desarrollar un fuerte vínculo con la madre (teoría instintiva) sin que el alimento estuviera por medio. Pero fue Harry Harlow (1905-1981) con sus experimentos con monos, y su descubrimiento de la necesidad universal de contacto quien le encaminó de manera decisiva en la construcción de la Teoría del Apego.
El bebe según esta teoría, nace con unas conductas reflejas (succión, llanto, sonrisas , balbuceos...) cuya finalidad es buscar la respuesta de los padres y estas "estrategias", les ayuda a mantener el contacto y vínculo con ellos.
El apego por tanto es un sistema que se retroalimenta, y que reacciona o se autorregula en función de cuáles sean las circunstancias a las que se enfrenta.
El bebe se esforzará por mantener un contacto sensorial con su figura de apego y se resistirá a la separación de él. Mostrando desconsuelo y tristeza si se produce. Usará la figura de apego como base de seguridad para su interacción con el mundo y entorno social y se refugiará en ella en los momentos de temor, tristeza o malestar.

La evolución del apego sigue una secuencia típica de cuatro fases fundamentales:
  • Preferencia por los miembros de la propia especie: Desde que nacen y hasta los 3 meses los niños muestran preferencia por estímulos como rostros, voces o temperatura humana.
  • Preferencia por las figuras familiares sin rechazar a los extraños: Entre los 3 y 5 meses el desarrollo de la percepción visual e intermodal capacita al bebé para reconocer caras, voces y olores, permitiéndole distinguir a la figura de apego, sin rechazar a los extraños. Ante la figura de apego el bebé mostrará una serie de conductas diferenciales: la sonrisa, vocalizaciones, interrupción del llanto, entre otras.
  • Vinculación y miedo a los extraños: Desde los 6 hasta los 12 meses el bebé manifiesta una clara preferencia por la figura de apego, rechazando a los desconocidos. La separación provoca reacciones de protesta y ansiedad y el reencuentro produce alegría y sosiego.
  • Independencia: A partir de los 12 meses, establecido ya el vínculo de apego, el niño va conquistando cierto grado de independencia gracias a sus nuevas capacidades de locomoción, verbales e intelectuales.



Así mismo podemos realizar una clasificación del apego con base a los trabajos realizados por Mary Ainsworth, en los cuales se estudia el comportamiento de los niños ante diferentes situaciones amenazantes (la situación extraña):

  • Apego seguro: Se da en el 65% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego exploran de forma activa mientras están solos con la figura de apego, y pueden intranquilizarse visiblemente cuando los separan de ella. A menudo el bebé saluda a la figura de apego con afecto cuando regresa, y si está muy inquieto, tratará de entrar en contacto físico con ella. Estos bebés son sociables con extraños mientras la madre está presente.
  • Apego resistente: Se da en un 10% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego tratan de mantenerse cerca de la figura de apego y exploran muy poco mientras ella está presente. Se inquietan mucho cuando ésta se marcha, pero cuando regresa su reacción es ambivalente: permanece en su cercanía, pero pueden resistirse al contacto físico con ella mostrándose molestos por el abandono. Se muestran sumamente cautelosos con los extraños, aún en presencia de la figura de apego.
  • Apego evasivo: Se da en un 20% de los bebés. Los bebés con este tipo de apego muestran poco malestar cuando son separados de la figura de apego y generalmente rehuyen de ella cuando regresa aunque ésta trate de ganar su atención. Suelen ser sociables con los extraños pero pueden ignorarlos de la misma forma en que evitan a su figura de apego cuando regresa.
  • Apego desorganizado/desorientado: Se da entre un 5 y un 10% de los bebés. Es una combinación de los patrones de apego resistente y apego evasivo. El bebé puede mostrarse confuso permaneciendo inmóvil o acercarse para luego alejarse de forma abrupta a medida que la figura de apego se aproxima.



En resumen podemos decir que si un niño desde su mas temprana edad, ha recibido amor y seguridad, lo más probable es que tenga una buena base o andamiaje para construir su modelo y poder interactuar en un futuro de la forma mas adecuada y favorable .









1 comentario:

Silvia dijo...

Hay que ver lo expuestos que estamos a las influencias externas más cercanas. Me parece "la gran fragilidad humana" (por llamarlo de alguna forma).
Y después, cuando somos adultos, hay que ver lo fuertes que nos hacemos. La gran mayoría de las veces, casi, a la fuerza...
Un saludo Aurora.